La Cámara de Diputados de Argentina dio un paso decisivo esta mañana al rechazar el veto presidencial a la Ley de Emergencia en Discapacidad, una normativa que buscaba fortalecer derechos fundamentales como pensiones no contributivas, prestaciones actualizadas y accesos esenciales para miles de personas con discapacidad. El triunfo legislativo fue celebrado con lágrimas y abrazos por familiares y activistas que este miércoles se congregaron frente al edificio con esperanza y emoción a flor de piel.
Un rechazo con carga simbólica e histórica
La norma vetada había sido aprobada en julio por amplias mayorías legislativas tras un intenso impulso social que incluyó marchas multitudinarias y vigilias frente al Congreso. Con el veto, el gobierno justificó sus argumentos en criterios fiscales, alegando que las medidas implicaban un gasto insostenible. Sin embargo, hoy, la oposición logró ganar la pulseada política: la sesión contó con el quórum necesario y la mayoría logró revertir la decisión del Ejecutivo.
Afuera, la indignación se volvió emoción
La reacción no tardó: frente al Congreso, cientos de familias, personas con discapacidad y prestadores se reagruparon con pancartas, banderas y velas encendidas. El ambiente trascendía lo político y se tornaba profundamente humano. Se sucedieron abrazos, lágrimas y aplausos cuando se confirmó que Diputados había rechazado el veto. “Sin la ley, estábamos condenados”, repetían varios —uno de los eslóganes que en julio se convirtió en lema de esperanza.
Más allá del número: una señal política
Este revés al veto presidencial no es solo un triunfo legislativo: es un golpe simbólico que pone en jaque la narrativa oficial de priorizar la austeridad a costa de derechos. Por primera vez, el Congreso logró frenar una decisión del Ejecutivo en dos temas de alta sensibilidad social: discapacidad y jubilaciones, en un contexto de tensión creciente entre los poderes y ante un año electoral decisivo.