El Gobierno oficializó una nueva actualización de los impuestos que gravan los combustibles (ICL e IDC), que comenzará a trasladarse a los surtidores desde el 1° de septiembre. La medida completa el cronograma de actualizaciones que venían parcialmente diferidas y se suma a una sucesión de aumentos aplicados por las petroleras durante agosto, por lo que el combustible continúa su escalada en todo el país.
Durante agosto las principales compañías (YPF, Shell, Axion, Puma) realizaron múltiples correcciones de precios en diferentes fechas —varias de ellas acumuladas en apenas días— lo que obligó a los usuarios a convivir con cambios casi semanales en las pizarras. Esa dinámica se repitió en distintas provincias, con variaciones por marca y por jurisdicción.
El Ejecutivo detalló las actualizaciones impositivas (entre ellas el monto del ICL y del impuesto al dióxido de carbono) que motivan el nuevo traspaso a precios finales. Analistas del sector estiman que, por efecto combinado de los impuestos y los ajustes comerciales, el traslado al surtidor implicará aumentos adicionales en el orden del 3 % a 4 % promedio nacional, aunque el impacto final varía por estación, marca y provincia.
La situación preocupa al transporte y a los sectores productivos: cámaras empresarias advierten que la cadena logística y el costo del transporte incorporarán esta suba, con efecto sobre precios de bienes y servicios en los próximos meses. En paralelo, algunas petroleras mantienen promociones puntuales (descuentos por medios de pago o reintegros) para amortiguar el golpe al consumidor, pero son ofertas sujetas a topes y condiciones.
