El procedimiento de ablación de órganos que involucra a profesionales del Hospital Garrahan se vio empañado por una ausencia de coordinación e insólitos descuidos en el Policlínico Regional “Juan Domingo Perón”. Pese a que el operativo —que incluyó vuelo privado, apertura del aeropuerto de Villa Reynolds, ambulancias y apoyo motorizado— fue meticulosamente planificado, los especialistas llegaron y quedaron sin recepción, debiendo recorrer el hospital de ventanilla en ventanilla hasta encontrar el quirófano para comenzar.
El episodio no solo evidencia una falla administrativa alarmante, sino una falta de humanidad en el manejo del sistema de salud local. Este tipo de intervenciones exige precisión y celeridad: cada minuto puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte de quienes esperan recibir un órgano vital..
El operativo de ablación no es un procedimiento cualquiera. Demanda una coordinación quirúrgica entre instituciones, transporte rápido, recepción inmediata y acceso sin demoras al quirófano. Que algo tan básico haya fallado da motivos más que suficientes para “vergüenza ajena”. Quien dirige el sistema de salud regional tiene en sus manos la responsabilidad de garantizar que todo esté listo, organizado y dirigido con sensibilidad y eficacia.
Este suceso no solo retrata un episodio puntual de negligencia, sino la carencia de conducción, empatía y planificación en uno de los hospitales más importantes del interior provincial. Urge que las autoridades sanitarias revisen protocolos, asignen referentes claros y aseguren que los pacientes —y quienes acuden en su nombre— no deban enfrentar trabas institucionales ni gestiones caóticas en momentos de máxima urgencia.