Esta noche, a las 21 horas, el presidente Javier Milei encabezará por cadena nacional la presentación del proyecto de Presupuesto 2026, sin pasar por el Congreso como marca la tradición, en un mensaje que busca reafirmar el rumbo económico de su gobierno tras la derrota electoral en la provincia de Buenos Aires.
El texto presupuestario, que se conocerá en detalle en las próximas horas, se apoya en el objetivo central del oficialismo: el déficit cero. Según adelantaron fuentes de la Casa Rosada, la hoja de ruta proyecta un crecimiento del 4,5% para el año próximo, una inflación en un dígito (entre 7 y 12%), fuerte reducción de subsidios y un esquema de gasto bajo el formato de “presupuesto base cero”, que implica revisar cada partida y priorizar solo lo que el Ejecutivo considera funciones esenciales del Estado.
La apuesta de Milei es mostrar al equilibrio fiscal como la piedra angular de la recuperación económica y la condición necesaria para estabilizar precios y generar confianza en los mercados. Sin embargo, el anuncio llega en medio de un clima de malestar social creciente: el consumo interno sigue en caída por la pérdida del poder adquisitivo, y la actividad productiva se mantiene resentida en varios sectores.
El Presupuesto también promete tensión política. Los recortes proyectados golpean de lleno a las provincias, que ya venían denunciando la quita de fondos y la reducción de transferencias automáticas. Para suavizar ese frente, el Gobierno reflotó en los últimos días el Ministerio del Interior y colocó al frente a Lisandro Catalán, hombre de confianza del jefe de Gabinete Guillermo Francos, con la misión de recomponer el diálogo con los gobernadores aliados.
A la espera de la cadena nacional, en el oficialismo destacan que el mensaje central será la estabilidad: Milei buscará transmitir que el sacrificio del ajuste empieza a dar resultados con la baja de la inflación y que, de mantenerse el rumbo, el 2026 podría marcar el inicio de una recuperación. Lo que aún resta saber es si anunciará alguna medida puntual de alivio para una sociedad cada vez más empobrecida, que mira con escepticismo cómo las metas macroeconómicas chocan con la realidad de los bolsillos.