El Indec informó ayer que la inflación mayorista (medida por el Índice de Precios Internos al por Mayor, IPIM) aceleró su ritmo y llegó al 3,1 % durante agosto, superando el 2,8 % de julio. Este registro mensual marca el valor más alto del año para este índice. En lo que va del año, el acumulado asciende al 15,7 %, mientras que la variación interanual ya alcanza el 22,1 %.
Qué rubros impulsaron la suba
El salto mensual estuvo impulsado en buena medida por los productos nacionales, que crecieron un 3,1 %, bastante alineado con los importados (2,9 %).
Entre los componentes más significativos se destacan los productos primarios, con una suba de 4,4 %, seguidos por manufacturas (2,8 %). Dentro de las manufacturas, alimentos y bebidas subieron 1,6 %, mientras que vehículos, carrocerías y repuestos lo hicieron en 5,2 %.
El rubro energético prácticamente se mantuvo estable con un aumento marginal de 0,1 %.
Por qué es un dato alarmante para el gobierno
- Anticipo del consumo: Milei y su gabinete han señalado repetidamente que el IPIM funciona como un “adelantado” de lo que podría pasar con el IPC (inflación al consumidor). Cuando los precios mayoristas se aceleran, con el correr de las semanas suele trasladarse parte de ese incremento a bienes de consumo masivo.
- Presión cambiaria: La suba del dólar —especialmente en mercados paralelos o con restricciones— ejerce un efecto de costeo sobre insumos importados y productos nacionales que utilizan partes importadas. Ese impacto de “pass-through” puede tensar más los precios al consumidor, dada la depreciación reciente del peso.
- Desfase entre mayoristas y minoristas: Mientras que el IPIM ya muestra fuertes subas, el IPC el mes pasado fue de 1,9 % mensual. Ese margen hace pensar en un posible aceleramiento de los precios de consumo, sobre todo de alimentos, transporte y otros servicios con alto componente de costos operativos sujetos a insumos que suben según el mayorista.
- Desafíos de credibilidad: El Gobierno ha planteado metas de inflación moderadas para los próximos meses. Estos datos mayoristas complican ese discurso, porque muestran que todavía hay tensiones inflacionarias latentes que podrían hacerse más visibles.
Qué esperar para septiembre y lo que deberíamos observar
- Si los precios mayoristas siguen acelerando como ocurrió en agosto, septiembre podría cerrar con una inflación al consumo mayor que la de los meses recientes, teniendo en cuenta que muchos precios finales aún no absorbieron los aumentos de costos.
- Estar pendientes del comportamiento del dólar: cómo actúa la banda de flotación, cuánto se deprecia el peso libre, las intervenciones del Banco Central.
- Atención también a los servicios regulados y tarifas, porque pueden ser los próximos en sentirse afectados si hay traslados de costos mayores.
- Más aún: cómo reaccionan los sectores populares o consumidores sensibles con los precios de alimentos y transporte, porque ahí se juegan mucho los efectos sociales de la inflación.