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Segunda baja en 48 horas en el gabinete nacional: Cúneo Libarona deja su cargo como ministro de Justicia

En un nuevo episodio de crisis ministerial, el Gobierno nacional verá partir al ministro de Justicia luego de los comicios de este domingo. Es la segunda salida en días, que intensifica la sensación de ingobernabilidad del Ejecutivo.

En un nuevo aviso de turbulencia en el gabinete de Javier Milei, el ministro de Justicia, Mariano Cúneo Libarona, comunicó que presentará su renuncia formal al cargo el lunes siguiente a las elecciones legislativas nacionales. Así lo confirman medios locales que subrayan que ya se trata de la segunda salida ministerial en apenas unos días, tras la renuncia del canciller Gerardo Werthein.

Según fuentes cercanas al entorno del ministro, Cúneo Libarona habría argumentado motivos personales —“necesidad de recuperar mis afectos y dedicarme a mi familia” — y problemas de salud. En su discurso ante los medios, señaló: “Me voy muy feliz. Dejé la vida en la gestión. Más que por la salud, es por la necesidad de recuperar mis afectos.”

Un gobierno al borde del recambio

La renuncia de Cúneo Libarona se suma a un listado que ya parece interminable de crisis, salidas y rumores en la cúpula del Ejecutivo. Fuentes periodísticas lo califican como un “reseteo” que el presidente Milei prepara para la segunda mitad de su mandato, pero el mecanismo de salidas “uno tras otro” genera una fuerte sensación de fragilidad y desorden interno.

Entre los temas señalados por analistas se encuentran:

  • la falta de continuidad en las políticas de Estado,
  • los recambios apresurados que debilitan estructuras ministeriales clave,
  • la percepción de que los nombramientos obedecen más a tácticas electorales que a planificación estratégica.

Factores detrás de la salida

Aunque Cúneo Libarona se muestra agradecido con su gestión, el contexto revela múltiples presiones:

  • Dentro del Ministerio de Justicia se habría acumulado desgaste por la implementación de reformas complejas (como el nuevo Código Procesal Penal Federal) en un escenario de politización y resistencia.
  • En el Ejecutivo se comenta que su renuncia formaba parte de un acuerdo interno para liberar espacios de poder y permitir un “gabinete de transición” luego de los comicios.
  • La salida se produce en un momento de alta expectativa electoral y presión mediática, lo que refuerza la hipótesis de que la administración busca un golpe de timón ante la percepción de crisis permanente.

Consecuencias políticas

La marcha de Cúneo Libarona calienta aún más el tablero político:

  • El Ministerio de Justicia es clave en la agenda del Gobierno (reformas judiciales, lucha contra el crimen organizado, etc.), por lo que su vacancia plantea interrogantes sobre el rumbo previsto.
  • Su partida añade incertidumbre en los mercados y en la opinión pública, justo cuando se avizora una fuerte tormenta económica y política.
  • Si se confirma una “ola de renuncias” o recambios, el Gobierno podría entrar en un ciclo de inestabilidad crónica, debilitando su capacidad de gestión.

A dos meses de iniciada una serie de turbulencias gubernamentales, la renuncia de Cúneo Libarona funciona como un síntoma más que como un evento aislado. El patrón repetido —ministros que salen antes de terminar su mandato, sin una planificación clara detrás— fortalece la impresión de que la administración se mueve a la defensiva, reaccionando en lugar de proponer. Al no articular una respuesta estructural al desgaste, las piezas del gabinete se convierten en fichas de cambio, lo que incrementa la sensación de que “todo puede cambiar mañana”. Esto mina la credibilidad del Gobierno ante la ciudadanía y ante los actores clave de la economía, la justicia y la política.

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