El conflicto entre Irán e Israel ha escalado a niveles sin precedentes en las últimas 72 horas, con una oleada de ataques cruzados que ha dejado un saldo de al menos 24 muertos en Israel y más de 220 fallecidos en Irán, la mayoría civiles. La comunidad internacional observa con alarma el deterioro de la situación y pide una desescalada urgente.
La tercera noche consecutiva de ataques comenzó con un masivo lanzamiento de misiles balísticos y drones iraníes contra el norte de Israel. Las ciudades de Haifa, Tel Aviv, Bat Yam y Rehovot fueron blanco de los proyectiles, en una ofensiva bautizada por Teherán como “Promesa Verdadera III”.
En Haifa, ocho personas murieron por el impacto de un misil en un edificio residencial. En la localidad árabe-israelí de Tamra, cuatro miembros de una misma familia fallecieron al caer un proyectil sobre su vivienda. Las autoridades israelíes reportan más de 60 heridos y miles de personas desplazadas a refugios antiaéreos.
En respuesta, Israel lanzó una nueva fase de su operación militar denominada “León Ascendente”, que incluyó bombardeos aéreos sobre infraestructuras estratégicas en Irán, como el Ministerio de Defensa en Teherán, instalaciones nucleares en Isfahán y Natanz, y centros de mando de la Guardia Revolucionaria. Fuentes iraníes confirmaron al menos 224 muertos y más de 1.000 heridos.
El Secretario General de la ONU, António Guterres, expresó su “profunda preocupación” y convocó a una reunión urgente del Consejo de Seguridad, exhortando a ambas partes a “detener de inmediato la violencia y evitar una guerra regional de consecuencias imprevisibles”.
Desde Washington, el gobierno estadounidense reiteró su apoyo a la seguridad de Israel pero advirtió a Teherán que “no tolere ataques a intereses o aliados estadounidenses”. El ex presidente Donald Trump, aún figura destacada en la política norteamericana, pidió una “respuesta total” si Irán continúa su ofensiva.
Por su parte, la Unión Europea ha instado a la contención y el retorno a la vía diplomática. El presidente francés Emmanuel Macron se comunicó directamente con autoridades iraníes para intentar mediar, mientras Alemania y el Reino Unido han condenado la escalada de violencia y expresaron su preocupación por los ataques a instalaciones nucleares.
El Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) advirtió que los bombardeos sobre centros nucleares en Irán podrían generar un “riesgo grave de desastre ambiental”. Además, UNICEF denunció el impacto desproporcionado del conflicto sobre la población civil, especialmente niños.
Analistas advierten que el conflicto podría extenderse a otros frentes si milicias aliadas a Irán, como Hezbolá en Líbano o los hutíes en Yemen, deciden intervenir. En las últimas horas, Israel ha elevado su estado de alerta en la frontera norte y ha desplazado unidades del ejército hacia zonas sensibles.
Mientras tanto, los cielos de Oriente Próximo continúan iluminados por explosiones y los sistemas antiaéreos trabajan sin descanso para contener una escalada que, según muchos observadores, se acerca peligrosamente a una guerra abierta de alcance regional.