La decisión del gigante financiero JP Morgan de abandonar su estrategia de carry trade en Argentina provocó un fuerte sacudón en los mercados y encendió una luz roja sobre la estabilidad económica del país. En un comunicado interno dirigido a sus clientes, la entidad informó que ya no considera atractivo ni sostenible continuar con la operatoria de inversión en pesos argentinos, una práctica que el gobierno de Javier Milei había alentado como parte de su política de estabilización monetaria.
El carry trade consiste en aprovechar tasas de interés altas en moneda local para obtener ganancias rápidas en moneda extranjera, una estrategia que floreció durante los primeros meses de la actual gestión libertaria. Sin embargo, el banco estadounidense advirtió sobre un “riesgo creciente de reversión del flujo de capitales” y una “dinámica macroeconómica cada vez más volátil”, que lo llevaron a desmontar por completo sus posiciones en instrumentos de deuda en pesos.
Según trascendió, el informe enviado por JP Morgan a sus clientes institucionales resalta que “la ventana de oportunidad se ha cerrado” y que “el balance riesgo-retorno ha dejado de ser favorable”, particularmente ante la creciente incertidumbre sobre la sostenibilidad fiscal, la fragilidad del mercado cambiario y la presión política interna sobre el programa económico.
Además, en una advertencia que retumbó en despachos oficiales, el banco menciona “la falta de señales claras sobre el acceso a los mercados internacionales” y “la ausencia de respaldo político para reformas de segunda generación”.
Una decisión que recuerda al 2018
El retiro del carry trade recuerda con inquietante similitud lo ocurrido durante el gobierno de Mauricio Macri en 2018, cuando la huida de fondos especulativos internacionales desató una fuerte crisis cambiaria que desembocó en la firma de un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) por 57 mil millones de dólares.
En ambos casos, los capitales de corto plazo, incentivados por tasas elevadas, abandonaron el país ante el menor atisbo de riesgo, dejando a la economía nacional expuesta y sin defensas. La experiencia pasada sugiere que el desarme de esta “bicicleta financiera” suele implicar una suba abrupta del dólar, un salto inflacionario y un deterioro de la actividad económica.
Especialistas advierten que la salida de JP Morgan podría generar un “efecto dominó” en otras entidades internacionales, ya que la confianza en la estabilidad macroeconómica argentina se encuentra seriamente comprometida. Además, este tipo de anuncios suele tener consecuencias inmediatas en los precios de bonos, el tipo de cambio financiero y el riesgo país.
“La señal es pésima. Si JP Morgan considera que el negocio en pesos ya no es viable, difícilmente otros jugadores sigan apostando por esta estrategia”, expresó a este medio un analista del sector financiero, que prefirió el anonimato. “Este tipo de movimientos suelen anticipar escenarios de crisis si no se actúa con rapidez”, agregó.
Desde el Ministerio de Economía, hasta el momento, no hubo declaraciones oficiales. Sin embargo, fuentes cercanas al Palacio de Hacienda reconocieron que están “monitoreando la situación” y que se esperan anuncios para esta semana en busca de contener una posible escalada del dólar financiero.