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Carlos “La Mona” Jiménez encendió Potrero de los Funes: miles de almas, frío de invierno y calor cuartetero”

La Mona Jiménez hizo vibrar Potrero de los Funes con un recital que será difícil de olvidar. Cerca de 20.000 personas se acercaron al dique para disfrutar de uno de los clásicos del cuarteto: cuando arrancó “Amor de mañana”, los primeros versos parecían una declaración: la primavera había llegado, aunque el frío insistiera en colarse entre el público.

El concierto comenzó algunos minutos antes de lo anunciado. A eso de las 22:15, vestido con su característico brillo tanto en la voz como en la presencia escénica, La Mona irrumpió en el escenario montado en Boxes, acompañado por un despliegue técnico de primer nivel: luces móviles, pantallas gigantes, barras de bebidas, sectores VIP bien delimitados, un sonido potente y un escenario sobrado en tamaño para contener tanta gente. El espectáculo, bautizado “El baile más grande del universo”, prometía una producción ambiciosa y lo cumplió. 

Aunque la primavera se anunciaba, el clima traía humedad y viento helado, especialmente cerca del lago. Muchos fanáticos luchaban contra el frío con camperas gruesas, bufandas y mantas improvisadas, pero ninguno parecía dispuesto a ceder. Cada clásico, cada estribillo coreado, generaba una ola de energía que calentaba el ambiente tanto como podía el sol de estos días.

El repertorio incluyó los himnos esperados: “Amor de mañana”, “¿Quién se ha tomado todo el vino?”, “Paloma Loca”, entre otros, esos que no necesitan presentación, porque ya forman parte de la memoria colectiva cuartera del país. El público cantaba al unísono, bailaba, se emocionaba, celebraba. Más de una lágrima de emoción se vio en caras de varias generaciones, desde jóvenes hasta quienes ya peinan canas, todos juntos bajo el manto musical de La Mona.

No faltaron momentos de complicidad con el artista: saludos al público de San Luis, chistes, pedidos de que repita canciones, pausas para agradecer, para respirar. Cerca del cierre, La Mona hizo una pausa para recalentar el ánimo con un clásico lento antes de volver con toda su fuerza al ritmo fiestero que lo caracteriza.

Más allá del show en sí, el evento dejó huellas: Potrero se llenó de color, música, turismo, gastronomía. Los hoteles, los locales de comida, los puestos de venta de artículos relacionados con el show respiraron con fuerza. Muchos fanáticos llegaron de distintas provincias; para algunos fue el recital del año, para otros la primera vez de ver a La Mona tan cerca. Todo indica que la noche del sábado pasará al recuerdo como una de las más memorables del cuarteto en San Luis.

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