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Después de la suba del dólar se actualizaron las listas de los alimentos

Después del salto del tipo de cambio la semana pasada, el impacto ya se ha hecho sentir en la economía diaria. Según consultoras y fuentes de supermercados mayoristas, las remarcaciones de precios comenzaron de inmediato y podrían empujar la inflación de agosto a niveles aún más altos.

La última semana de julio el dólar oficial aumentó casi un 5 % en apenas cuatro días. Este movimiento provocó que muchas empresas —especialmente en alimentos básicos, combustibles y bienes durables— actualizaran sus listas de precios con aumentos que oscilan entre el 4 % y el 9 %. Grandes firmas como Molinos, Unilever y Aceitera General Deheza ya adelantaron estos ajustes.

Por su parte, la consultora LCG relevó que durante la primera semana de julio los precios de alimentos y bebidas subieron 0,7 %, frente a una estabilidad previa, acelerando la tendencia inflacionaria. En la semana siguiente, el incremento fue de 0,3 %, liderado por carnes (+1,9 %) pese a que panificados bajaron un 2,7 %. Esto muestra cómo el pass‑through del dólar ya comenzó a impactar en el consumo cotidiano.

Además, el sector energético no quedó afuera. El aumento del dólar y del barril internacional empujó los precios de los combustibles hacia subas del 3,5 % a 6 %, incluso anticipadas dentro del mes, lo que presiona sobre las tarifas de transporte y servicios vinculados.

Mientras tanto, aunque el Gobierno asegura que la inflación de julio fue acotada (cerca del 1,6 %) y no habría un traspaso inmediato significativo, distintas voces del mercado dudan de ese manejo optimista. Especialistas advierten que las remarcaciones ya están en marcha y que agosto podría cerrar con un IPC superior al 2 %.

Efectos sobre el consumidor

  • La suba del dólar impulsa directamente la inflación de alimentos, que representan la mayor parte del gasto familiar.
  • Los sectores de bienes durables y automotriz, con fuerte componente importado, serán también duramente afectados.
  • Además, el aumento en combustibles repercute en los costos logísticos, amplificando el efecto inflacionario en el transporte y productos transables.

El temor creciente es que el poder adquisitivo continúe deteriorándose, llevando a una pérdida salarial real, mientras el consumo interno ya mostraba caída durante meses anteriores.

Con un tablero desafiante: el dólar fluctuando, reservas ajustadas, y expectativas electorales activas, los economistas coinciden en que el fenómeno pass‑through no solo ya comenzó, sino que marcará el registro inflacionario de agosto. Expertos como Juan Luis Bour (FIEL) y otros referentes prevén un ajuste necesario del tipo de cambio para evitar deslizamientos mayores, aunque el margen financiero es estrecho por la falta de reservas sólidas.

La devaluación reciente ha encendido las alertas: las listas de precios se ajustan con rapidez en sectores clave y la inflación acelera, especialmente en alimentos. Aunque el Gobierno relativizó los impactos, el análisis técnico y el comportamiento del mercado anticipan una suba del IPC en agosto superior al 2 %, presionando aún más a los hogares y desviando cualquier intento de recuperación del salario real.

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