La crisis política que trastoca al Gobierno de Javier Milei no conoce fronteras: mientras Rusia convoca al embajador argentino tras una insólita acusación de espionaje, en el vecino Uruguay se desató una nueva polémica por una denuncia del Ministerio de Seguridad contra el canal de streaming Dopamina. El nivel de desmanejos ya no sólo compromete la estabilidad interna, sino que genera escándalo y deshonra a nivel internacional.
1. Escándalo de coimas desata caos diplomático con Rusia
El conflicto se remonta al escándalo desatado por la filtración de audios desde la Casa Rosada, donde el exdirector de la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS), Diego Spagnuolo, implicó a Karina Milei y a Eduardo “Lule” Menem en un esquema de sobornos millonarios por la compra de medicamentos.
Ante ese escándalo interno, el Gobierno reclamó que estas grabaciones habrían sido producto de “una impresionante maniobra de inteligencia”, con posibles vínculos con Rusia y Venezuela. La ministra Patricia Bullrich calificó la filtración como una operación ilegal y presentó una denuncia judicial —que incluye sospechas sobre espionaje ruso— lo que derivó en allanamientos, censura de medios y represión contra periodistas.
La reacción rusa fue rápida y enfática: la Cancillería de Rusia consideró las acusaciones “infundadas y falsas” y convocó al embajador argentino, Enrique Ignacio Ferrer Vieyra, para exigir explicaciones por lo que calificaron de declaraciones “inaceptables” del Gobierno argentino.
2. Uruguay: nueva batalla judicial en el espejo fronterizo
La crisis rebotó en Uruguay, donde el Ministerio de Seguridad argentino amplió la denuncia penal —liderada por Fernando Soto— para que se investigue al canal de streaming Dopamina, conducido por Marcos Casas y Fernanda Kosak, por difusión de audios atribuidos a Karina Milei.
El agravante: el canal publicó estos audios después de que un juez argentino dictara una medida cautelar que prohibía su difusión en medios locales. El Gobierno sostiene que se trató de espionaje ilegal en etapas (“grabación clandestina” + publicación escalonada en capítulos en época electoral) con intención de dañar al oficialismo.
3. El Gobierno con demasiados frentes abiertos
El escenario es ilustrativo del desorden verde y caótico que gobierna actualmente:
- Corrupción en el núcleo del poder. Audios comprometen a Karina Milei; Spagnuolo fue cesado, pero la hermana del Presidente sigue en su puesto mientras el Gobierno continúa involucrado en investigaciones judiciales, allanamientos y decomisos.
- Fuego amigo y lucha interna. El propio presidente y su entorno se debaten en el escándalo: Milei absorbe silencios iniciales de cinco días, luego acusa al kirchnerismo de “sembrar el caos”, mientras figura como “El Jefe” Karina, rodeada de tensiones internas.
- Crisis diplomática con un gran actor global. Rusia rechaza la acusación e impone presión mediante una convocatoria formal al embajador. La Casa Rosada suma una nueva vergüenza internacional producto de su propia versión de “inteligencia” mal gestionada.
- Posible desborde judicial y represivo. La denuncia por espionaje mejora el relato oficial, pero alimenta reproches sobre censura y ataques a medios como Carnaval, Dopamina y periodistas críticos.
Crónica amarga: un gobierno que no puede permitirse más humillaciones
Este cúmulo de frentes abiertos —corrupción, espionaje, censura, interna y diplomacia— revela un Gobierno en proceso de autodestrucción. En plena campaña electoral, el oficialismo ya no solo debe defender su narrativa de austeridad y anticorrupción, sino explicar denuncias serias desde el corazón del poder, enfrentar cuestionamientos judiciales, resistir denuncias internacionales y repeler la furia del vecino oriental.
No se trata solo de “malas decisiones”. Es un modelo de gestión autopunitiva, desorganizada y provocativa, que convierte una crisis doméstica en una crisis internacional.