Teherán / Jerusalén. La tensión en Medio Oriente ha alcanzado un nuevo punto crítico tras el contraataque lanzado por Irán contra objetivos israelíes, en respuesta a un reciente bombardeo que, según fuentes iraníes, afectó instalaciones militares clave y provocó la muerte de altos mandos de la Guardia Revolucionaria.
En un comunicado oficial difundido por la agencia IRNA, el gobierno iraní calificó su ofensiva como una “respuesta legítima y proporcionada” al “acto de agresión sionista” del pasado 9 de junio. El ataque incluyó una combinación de misiles balísticos y drones de largo alcance, que apuntaron a bases militares en el norte de Israel, así como a posiciones estratégicas en el desierto del Néguev.
El Ministerio de Defensa israelí confirmó que varios de los proyectiles fueron interceptados por el sistema de defensa Domo de Hierro, aunque también admitió “daños menores” en una instalación militar en Haifa y dos heridos leves entre el personal. Sin embargo, el impacto simbólico del ataque ha sido mayor que el material.
El primer ministro israelí, Yoav Gallant, respondió con una declaración firme: “Israel no quedará impasible ante ataques en su territorio. Nuestra respuesta será contundente y decisiva”. El gabinete de guerra israelí se ha reunido de urgencia para evaluar una eventual escalada militar.
La comunidad internacional sigue con preocupación el desarrollo de los acontecimientos. El secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres, llamó a ambas partes a la “máxima moderación” y advirtió que una escalada regional podría tener consecuencias “catastróficas para la paz y la seguridad global”.
Estados Unidos, aliado clave de Israel, condenó el ataque iraní y reafirmó su apoyo a la seguridad israelí, pero también instó a evitar una guerra abierta. “Estamos comprometidos con la defensa de nuestros aliados, pero también con la estabilidad regional”, declaró el portavoz del Departamento de Estado.
Por su parte, Rusia y China han pedido un cese inmediato de hostilidades y han convocado una reunión extraordinaria del Consejo de Seguridad de la ONU. En Europa, países como Francia y Alemania han expresado su alarma por el deterioro de la situación y han reiterado su llamado a la diplomacia.
Expertos en geopolítica advierten que este episodio podría marcar un punto de inflexión en la ya delicada relación entre Irán e Israel. “Nunca habíamos visto una respuesta tan directa y coordinada de Teherán. Esto no es una operación encubierta ni un ataque por intermediarios: es una acción estatal abierta”, señaló Dalia Kaye, analista del Middle East Institute.
La posibilidad de que el conflicto se extienda a países vecinos o active a milicias aliadas de Irán, como Hezbolá en el Líbano, genera temores de una guerra regional. En las próximas horas, la atención mundial estará puesta en las decisiones de Jerusalén, Teherán y las potencias internacionales.