En medio del escándalo por los audios que señalan coimas millonarias en el área de discapacidad —donde la señalada beneficiaria sería nada menos que su propia hermana, Karina Milei—, el Presidente Javier Milei sorprendió con una frase que sacude aún más al oficialismo: “le estamos afanando los choreos”, dijo durante su acto en Junín, en lo que sonó más a confesión que a metáfora política. El gobierno, en pleno hundimiento reputacional, vuelve a quedar pegado a un comentario tan burdo como revelador.
El contexto: el remate de una semana de crisis
La frase llegó al Teatro San Carlos de Junín, donde Milei reanudó fiscalmente su campaña tras suspender el acto por tormentas. El timing fue terrible: apenas días antes, se habían viralizado audios de Diego Spagnuolo —exdirector de Andis— denunciando una red de sobornos donde Suizo Argentina y su entorno giraban millones, con Karina Milei y Eduardo “Lule” Menem como principales beneficiarios .
El escándalo generó denuncias judiciales, 14 allanamientos y decomisos de dinero en efectivo y elementos probatorios. Pero, salvo el despido “preventivo” de Spagnuolo, el gobierno optó por el silencio y la jugada simbólica, mientras las voces opositoras piden interpelaciones y que Karina dé explicaciones formales.
“Le estamos afanando los choreos”: ¿metáfora o confesión?
La frase, circular y brutal, fue interpretada por muchos como un acto de cinismo político o incluso una admisión indirecta del entramado corrupto que hoy podría considerarse el mayor escándalo de este gobierno. En lugar de aclarar, Milei eligió una expresión tan vulgar como viral, que quedó retumbando en los pasillos de la política y en redes sociales.
El peor momento del oficialismo
Este episodio llega en un momento crítico para el gobierno: debilitado por encuestas adversas y con una narrativa de austeridad ya descalada. El escándalo de los audios —que involucran a familiares directos del Presidente— lo coloca al borde de una crisis que podría marcar un antes y un después en la historia de su gestión.
Algunos dirigentes incluso especulan que la falta de una respuesta contundente obedece a la parálisis interna: sin comunicación clara, ni deslinde real, el gobierno parece ir por inercia, muy lejos del derrotero moral que vendía en campaña.
Milei volvió al escenario electoral, pero lo hizo con una frase que no necesitaba exageración para sonar casi incriminatoria. Mientras tanto, el caso por coimas sigue avanzando. La corrupción tocó a su familia —a quien “más protegía”— y el silencio oficial habla más que cualquier vocero.